Fondos Europeos FEDER Rivas - Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid

 

Sira Rego (Valencia,1973) es la primera teniente de alcalde y concejala delegada de Ciudad Sostenible y Territorio de Rivas. Con esta entrevista, Planeta Rivas arranca un nuevo ciclo en el que analizará con los responsables de los distintos partidos representados en el Pleno municipal el urbanismo y los planes de futuro para la ciudad, en pleno proceso de revisión hacia un modelo más sostenible.

Rivas, tal y como está configurada, ¿es sostenible?

Si cerráramos la ciudad tal y como está planteada en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 2004, no sería sostenible. El problema de configuración de Rivas es, sobre todo, el fuerte impacto que tiene el mantenimiento. Es una ciudad con una trama muy extensa, mucha zona verde, y vivienda de baja densidad, es decir, mucha extensión de vivienda unifamiliar. Y esto, lógicamente, en términos económicos y ambientales tiene un impacto mayor que una trama basada en vivienda en altura. Eso no implica la necesidad de construir ahora enormes puntos de vivienda en vertical; lo razonable es plantear un modelo mixto en el que haya más densidad de población, pero sin un impacto excesivo en términos de verticalidad. En cualquier caso, la pregunta es si se puede revertir esta situación. Una ciudad no es el producto de un momento puntual, sino que es un proceso de construcción que se da a lo largo de muchos años; en el caso de Rivas, la trama urbana que conocemos se inicia a principios de los 70 y principios de los 80. Así, obedece a unas circunstancias históricas y unas características radicalmente distintas a las que hay ahora y que, lógicamente, conviene revisar.

¿Se va a abordar una revisión completa del PGOU?

Se va a abordar una modificación de determinados sectores, que son los que están ahora mismo en proceso de construcción y consolidación, y son los que permiten, al menos, en algunos tramos importantes de la ciudad, darle un enfoque diferente a la ciudad. Como hay partes que todavía no están hechas, se puede modificar. Rivas solo será sostenible si somos capaces de variar ese plan.

¿Se refiere a actuar sobre el barrio de la Luna y la zona centro?

En la zona Centro, la parte de arriba en el sector 5, en el perímetro que une Rivas con el mirador norte y el mirador sur, de momento, está metida en la trama urbana pero no se va a desarrollar; por lo tanto, habrá que ver cuál será su uso, a la espera de conocer las necesidades que muestre la propia ciudad.

Según la portavoz de Ciudadanos, la ciudad crece demasiado deprisa. Se está construyendo mucho ahora. ¿Está preparado Rivas para recibir a tantos vecinos en tan poco tiempo?

Modificar un plan general es una decisión que requiere un tiempo muy extenso, sobre todo, si quieres hacerlo como queremos, que es de forma participativa. Necesitas primero una propuesta técnica de lo posible, pues no nos movemos en marcos ideales, ya que existe ya una ciudad, una normativa y una ley del suelo. A partir de ahí, ver cuáles son los objetivos que persigues. Nosotros ponemos encima de la mesa la implantación de un modelo mucho más sostenible en términos económicos, sociales y ambientales. E incluiría una variable más: el término de la convivencia y de tejido de ciudad y de barrio; es decir, la cohesión social. Eso solo se consigue teniendo en cuenta lo técnico, lo ciudadano, lo político… Es un diálogo abierto. Además, tenemos el problema de la Cañada, que también afecta a la ciudad. Y lo hace de forma transversal, no solo a un barrio. Es más, afecta a toda la Comunidad de Madrid en su conjunto.

Hace apenas unos días se aprobó el Pacto de la Cañada, que implica un cambio de lindes para el que ya hay una propuesta. ¿Qué va a suponer esto para la ciudad?

La M-50 supone un elemento físico que permite que trabajemos de una manera radicalmente diferente. Abordar para un municipio un pedacito de término municipal que queda más allá de una infraestructura de este nivel no tiene nada que ver con abordar un elemento que fragmenta radicalmente el territorio. Parece una cuestión menor, pero no lo es; sobre todo, porque son elementos que quedan muy alejados de la trama urbana. No es lo mismo, por mucho que el término municipal sea Rivas, el trabajo en un espacio que queda muy alejado de la trama urbana en el término municipal que con uno que es de otro municipio y que está pegado a nuestra trama. Creemos que la construcción de barrio y cohesión social, y los límites de distancia para prestar servicio, no tienen nada que ver, y que son un elemento de compensación fundamental. Luego, todo esto habrá que integrarlo en la revisión del Plan General. Por eso, el demorarnos un poco más en la propuesta de revisión del plan ha tenido que ver, entre otros elementos, con la negociación de la Cañada. Lógicamente, no se revisa el plan general de la misma manera teniendo en cuenta estos elementos.

¿Qué va a pasar con las dotaciones previstas en esa zona del barrio de la Luna?

Hay que replantear todo el espacio dotacional en el barrio de la Luna, teniendo en cuenta el impacto que podría tener una salida a la M-50, que necesitamos muchísimo, y las servidumbres que genera eso. Ya estaban descritas en el plan general de 2004 pero, desde entonces, se ha construido, prácticamente, toda la M-50. Son realidades de infraestructuras que se van incorporando y que generan modificaciones en la forma de entender el territorio y que necesariamente hay que revisar. No tiene sentido tener un polígono industrial, por mucho enfoque de I+D+i que tenga, insertado en medio de la trama urbana, sino que tiene más lógica tenerlo al final de ella, en términos de comunicación, de desarrollo y de compactación de la ciudad, que es lo más sostenible. Mientras, en el espacio central, es más lógico introducir vivienda y dotacional para generar zonas comunes y relaciones sociales. Así se puede generar un efecto descentralizador de los servicios públicos y es más fácil para la gente alcanzar esos espacios.

¿Se abordarán estos cambios mediante modificaciones parciales del PGOU?

Hacerlo así es más ágil, pero requiere un proceso largo, porque se modifica el PGOU de forma sustancial. La idea en el barrio de la Luna es hacer llegar las dotaciones por capilaridad a más zonas. Según se plantea en el urbanismo sostenible, a partir de ciudades que, originalmente, son poco sostenibles porque son extensas, hay que intentar crear un modelo de ciudad policéntrica. Buscaremos una trama que contemplara tres centros, al menos, uno por cada barrio.

Uno de sus objetivos es crear un tejido comercial en el barrio de la Luna. ¿Cómo van a conseguirlo?

En esa zona vamos a promover el pequeño comercio, porque sabemos que funciona bien y entendemos que es la base de los barrios. También habrá una zona comercial potente, porque está ya ordenado así. La idea que tenemos es generar réplicas del bulevar en el barrio, que cuenta con muchos locales comerciales, a lo largo de toda la zona, ahora que tenemos oportunidad de reordenarla. De esa manera, se fomentará que haya mucho pequeño comercio en los bajos de los edificios en altura, combinado con zona verde, parques públicos y servicios públicos. Lo que generas con esto es que se pueda recuperar el comercio de cercanía. También hay espacio para supermercados. De hecho, hay un proyecto muy avanzado para abrir uno en la zona, que es muy esperado por los vecinos porque hace falta, y también beneficiará a los vecinos de las Provincias y Los Almendros.

¿Y el polígono norte lo sacarían hacia afuera?

Sí, se construiría junto a la M-50.

En Las Colinas (zona centro) se va a entregar muchas viviendas. ¿Con esta acción ya se cierra esa parte de la ciudad?

Prácticamente sí. Ese es uno de los elementos pendientes que teníamos, porque no había una cohesión en la trama urbana. Íbamos de la zona oeste (Covibar- Pablo Iglesias) a la zona este (casco) y había un vacío de parcelas por construir. Esa discontinuidad generaba una sensación de ruptura en términos territoriales. Estamos en un proceso de consolidación de la trama urbana y creo que los vecinos y vecinas de la zona lo van a agradecer mucho.

¿Se van a aumentar las dotaciones en el centro?

Sí; lo previsible es que se incremente todo. El barrio centro tiene una reserva importante de suelo para espacio dotacional, con lo que la idea que tenemos es ir cubriendo la zona con servicios públicos. Sí que es cierto que tenemos allí un centro de salud y colegios, pero hay que reforzar la educación secundaria, el deporte… La idea es que toda acción que vaya cerrando la trama urbana vaya acompañada por dotaciones. No obstante, tenemos que ser conscientes de que varias de ellas dependen de la Comunidad de Madrid. Nosotros siempre ponemos terreno público a su disposición, pero si el Gobierno regional se niega a invertir, tenemos que resolverlo.

La movilidad en la zona centro se ve condicionada por la reducción de carriles en la A-3. ¿Qué soluciones se plantean?

Hemos hecho una apuesta muy grande este año, incluyendo la interpelación a nuestro grupo parlamentario (Unidos Podemos), para incluir en los Presupuestos Generales del Estado una enmienda con una partida presupuestaria para el enlace en la M-50, que consideramos fundamental. Más allá de una actuación de mejora o refuerzo de la A-3, entendemos que la movilidad pasa por abrir la M-50 y por que se refuerce la red de autobuses que llegan a Rivas y el metro. Estamos perjudicados por la trama del metro e, incluso, el tema de la doble tarificación en el abono transportes en la ciudad, que no se da en ninguna otra ciudad de la Comunidad de Madrid. El metro en Rivas le cuesta mucho más a cada usuario de lo que cuesta en Madrid.; las tarifas son absolutamente injustas y descompensadas. Estamos permanentemente en diálogo con los responsables regionales para resolver esta situación, porque es imposible que se dé el desarrollo de la ciudad en buenas condiciones si no tenemos un transporte público adecuado. Si no te puedes mover, no te puedes relacionar, no puedes llegar a tu puesto de trabajo…

En estas condiciones, ¿están los ripenses condenados a utilizar el coche?

No. Aunque no sea inmediato, quiero ser categórica: vamos a apostar muchísimo por reducir el uso del transporte privado. Son proyectos a medio plazo que tienen su complejidad en términos de infraestructuras, pero, de la misma manera que estamos reforzando cada vez más los puntos de servicio de bicicletas y estamos haciendo un esfuerzo por incluir la cultura de la bicicleta como forma de transporte, no solo como ocio, también vamos a intentar darle una vuelta. El objetivo de las ciudades policéntricas es buscar el dejar de usar el coche para todo, de tal manera que el impacto del vehículo privado sea cada vez menor. Y exploraremos también fórmulas alternativas de transporte colectivo para el interior de la ciudad.

En las zonas urbanísticas ya consolidadas, ¿qué planes tiene el Ayuntamiento de Rivas?

En el casco sí se puede generar un pequeño centro de servicios, esparcimiento y uso ciudadano; nosotros tenemos una propuesta. Se puede generar otro espacio en la zona centro de forma más sencilla, porque este área está en construcción. En cuanto a Covibar, ya es un centro en sí mismo y solo es necesario reforzarlo. Por ejemplo, este año hemos metido en el plan de inversión municipal muchos recursos en Covibar y Pablo Iglesias, porque son las zonas más antiguas del municipio, y requieren un esfuerzo por parte de la administración. Sobre todo, a través de los fondos Feder. Ahí hay un plan completo relacionado con la sostenibilidad de los edificios y las zonas y la recuperación de alguna plaza. Se busca la interpelación a la ciudadanía y los agentes vivos de las zonas, como las cooperativas, las asociaciones… Si somos capaces de dar una vuelta a esa zona para el uso de los vecinos, va a ser un hito muy interesante para dar un buen impulso al barrio de Covibar.

¿En qué situación se encuentra la gestión de los residuos?

Ahora vertemos en Alcalá. Estamos intensificando el diálogo con el Ayuntamiento de Madrid y auguro que estamos en condiciones de resolverlo en los próximos meses, para empezar a verter en Valdemingómez. Con esto no estoy planteando que se vaya a resolver el tema de los residuos porque se vaya a verter en otro sitio, sino que el impacto económico y la huella ambiental van a descender drásticamente, y la gestión de los residuos va a mejorar de manera radical, porque las rutas van a ser más cortas, porque la erosión de los camiones y el consumo de gasoil va a ser menor, y porque las condiciones laborales de los trabajadores van a mejorar, ya que las condiciones de la planta de Alcalá son similares a las de un país en vías desarrollo. Sin embargo, evidentemente, esta no es la mejor solución. Hemos empezado a trabajar el plan de residuos de Rivas a través de Rivamadrid el mes pasado. Esto consiste en ver las condiciones en las que está Rivas, los recursos y necesidades de la ciudad, la normativa vigente, y hacer una propuesta completa de cuál sería el mejor modelo de gestión de residuos para el municipio, de recogida y de cooperación ciudadana. Con dos elementos fundamentales: aumentar la separación en origen, por lo tanto, implicando a la ciudadanía; e introducir el quinto contenedor. En dos años tendremos el plan. Ya hemos realizado el estudio sobreel quinto contenedor y ya sabemos el coste que supondría para la ciudad, y con todo esto, presentaremos el plan de residuos para Rivas. También contemplaremos el uso que podría tener la planta de residuos que tenemos de forma experimental, para ver si es útil o no para el modelo de residuos de la ciudad.

El contrato de adjudicación de la planta de residuos vence dentro de poco. ¿Va a renovarse?

Sí, y si lo aprueba el consejo de administración de Rivamadrid, lo ideal sería prorrogar el convenio de colaboración. No parece muy razonable, hasta que se tenga el plan de residuos de la ciudad, decidir si se finiquita una infraestructura de estas dimensiones. El plan de residuos nos llevará todavía unos meses y la planta no va a funcionar hasta que no haya un cierto consenso político, para el que necesitamos un marco técnico. Tenemos estudios de impacto de la planta; el último se hizo con la verificación de una empresa externa experta en temas ambientales. Con ese informe, estamos en condiciones de integrar las posibilidades de la planta en el marco del plan de residuos de la ciudad. Con esta propuesta se tiene que trabajar y, en caso de que se vea posibilidad, hacer una consulta, interpelando a la ciudadanía mediante los espacios de participación ciudadana. Estamos siendo muy rigurosos con el proceso porque entendemos que tiene que generar mucho consenso; los residuos no son un tema menor. Antes al contrario, son uno de los temas más importantes de las ciudades del siglo XXI.